El BCE duda de que España pueda ejecutar el 100% de los fondos europeos

El banco central cuestiona que las cuatro principales economías europeas puedan gastar los fondos Next Generation EU al completo, comparando con la eficiencia de otros programas multimillonarios anteriores

¿Será capaz la economía española de absorber los 160.000 millones de euros en fondos europeos antes de 2026? Esa es la pregunta que cada vez se hacen más expertos una vez vez que ya ha comenzado la segunda parte del Plan de Recuperación y cuando aún quedan 130.000 millones de euros por delante que pedir y que gastar.

Esas mismas dudas las ha traslado el Banco Central Europeo: el banco central pone en cuestión que este descomunal programa pueda ser ejecutado por completo al cierre de 2026, tal y como se establece en su reglamento. Y lo hace poniéndolo en contexto y comparándolo con la gestión que han hecho las cuatro grandes economías del euro de los Presupuestos a largo plazo de la eurozona, el Marco Financiero Plurianual (MFP).

Durante una conferencia en Dublín, el economista y miembro del Consejo Ejecutivo del BCE, Philip Lane, comparó la ejecución prevista de los fondos del Plan de Recuperación en Alemania, España, Francia e Italia en comparación con los dos últimos MFP de la Unión Europea: el que abarcó los años 2007 a 2013 y el posterior, de 2014 a 2020, que cuenta con tres años de carencia, por lo que su gasto pudo extenderse hasta el año pasado.

El gráfico del BCE ‘Tasas de absorción acumulada proyectada para los fondos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia en comparación con las tasas acumuladas de los MFP de la UE’

La previsión del BCE situaba para el tercer año del programa del Plan de Recuperación una ejecución para nuestro país ligeramente por encima del 40%. Sin embargo, a la vista de los últimos datos, esta apenas alcanza un cuarto. En 2024 -es decir, este año-, debería haberse dado salida al 70% de los fondos, para situarlos en el quinto año cerca del 95% del total.

Sin embargo, la absorción del programa milmillonario de inversiones y reformas se está retrasando, más en la línea de la financiación europea anteriormente recibida. Así, el MFP 2007-2013 aceleró su ejecución a partir del quinto año hasta llegar al final (en 2016) con un gasto cercano al 90% del total.

En el caso del paquete más cercano en el tiempo, el de 2014-2020, la ejecución desagregada para nuestro país muestra que en los nueve años de empleo no se ha llegado a gastar el ni el 70% de los 56.000 millones asignados a nuestro país. Prácticamente un tercio de lo que supone el Plan de Recuperación.

Durante la negociación de la Adenda al Plan de Recuperación, la actualización del programa original de reformas e inversiones para vehicular estos fondos, Bruselas propuso al Ejecutivo que utilice las empresas públicas para poder extender la ejecución del programa más allá del final previsto. Al asignar los fondos a las empresas, ya contarían como ‘gastados’ y no habría temor a su pérdida, lo que permitiría financiar, por ejemplo, infraestructuras de energías renovables, cuya naturaleza precisa de unos plazos más extensos que los propios del Plan.

Ahora bien, ¿y si el problema no es el tiempo? El reto de conseguir gastar los 160.000 millones de euros está, teme el BCE, en la administración. Entre los factores que provocan un riesgo a la baja en la absorción de los fondos europeos se encuentra la capacidad administrativa limitada, por deficiencias entre los distintos niveles de gobierno (central, autonómicos y locales, en el caso de España), la falta de experiencia técnica entre los funcionarios, así como la complejidad de algunas prácticas burocráticas y de controles y auditorías en su desarrollo. Tampoco ayudan el choque inflacionario sufrido después del diseño del programa, que ha provocado un aumento de los costes, así como los cuellos de botella en las cadenas de suministro, que han provocado la falta de materiales y trabajadores necesarios para llevar a cabo las inversiones.

El coste de oportunidad de no gastar al 100% los fondos Next Generation EU sería enorme. No hacerlo correctamente o retrasar su ejecución haría que los efectos macroeconómicos del mismo, así como su aportación al crecimiento potencial de la economía, se diluyeran. Y también, dice el BCE, podría tener «efectos negativos para el futuro de la integración europea».

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, uno de los principales impulsores de este ‘Plan Marshall’ europeo, anunció esta semana durante la clausura del foro Spain Investors Day que dará la batalla para conseguir una segunda edición de este programa de inversiones y reformas. «Este Gobierno dará la batalla para que tengan una segunda edición a partir de 2026, porque necesitamos estos recursos para abordar la transformación digital y ecológica, que creo que puede sentar las bases de prosperidad en todos los ámbitos», apuntó. Ahora solo queda esperar si la primera edición es exitosa o termina a medio gas.

Fuente: Economía Digital